lunes, 18 de enero de 2010

Finisterre 17 y 18 de enero




En donde hay mar, hay marineros. Donde hay marineros hay barcos y donde hay barcos, a veces ocurren desgracias.
Pero a pesar de que el mar suele reclamar un tributo cada cierto tiempo; ningún pueblo marinero olvida nunca a los hijos que perdieron sus vidas en él.
Demasiado dolor, demasiadas viudas y huérfanos. ¿Cuál es la villa de nuestra costa que no posee a su particular tragedia?
El Ave del Mar en Moaña , El Cizurquil en Muros y en Fisterra el Bonito , son sólo algunas de las tragedias acaecidas y protagonizadas por marineros en nuestras costas.
Estas desgracias no suelen estar reflejadas en los grandes libros sobre naufragios. ¡La muerte de un pescador no vende ejemplares! Pero los huérfanos, las viudas, las madres, de estos hombres de mar, están y estarán siempre ahí, y nunca han olvidarse de los suyos.
No dejemos que el recuerdo muera con ellos. Recordemos nosotros también. Y así pervivirán en el tiempo y en la memoria.
32 huérfanos dejaron los 11 tripulantes del palangrero " O Bonito" en la villa de Fisterra el 18 de enero de 1960.
Aún hoy, 50 años después de la tragedia, se desconocen las causas de su desaparición.


El bonito era propiedad de Matías Canosa, y fue construido en el año 1945.
Estaba inscrito en el folio 1091 de la tercera lista, desplazaba 8 toneladas y poseía un motor de 40 HP.
Pocos meses antes de la tragedia el palangrero, había reparado su motor y su casco.


En su rol 11 nombres de otros tantos hombres que nunca regresaron sus casas.


RAMÓN TRILLO LIZANCOS , patrón de pesca;
JUAN FERNANDEZ MARCOTE, motorista;
MANUEL RIVERA CALO
JUAN LAGO DOMÍNGUEZ
RAMÓN LAGO DOMINGUEZ
FRANCISCO SANTAMARÍA CANOSA
JUAN LOPEZ DOMÍNGUEZ
JUAN TRABA TRILLO
AGUSTIN RIVAS DOMINGUEZ y
MANUEL LOPEZ LOPEZ; (marineros).


Todos ellos naturales y vecinos de Fisterra.
Mi buen amigo, Ernesto Rivero Calo, Patrón de pesca, además de hermano y cuñado de dos de los tripulantes del Bonito, colabora con sus recuerdos y con su experiencia en la elaboración de este relato.
Ese 18 de enero zarpó el Bonito para sus caladeros habituales situados al Oeste del Cabo de la Nave. El viento era frescachón]del [SW], y la mar de fondo gruesa del [NW] hacía que en la costa y en las piedras amontonasen montañas de espuma entre encrespadas olas.
Algunos barcos ese día decidieron no salir a la mar en vista de las malas condiciones meteorológicas.
Ramón Trillo a pesar de su juventud (28 años) era ya un acostumbrado patrón de pesca y sabia bien que en días como ese la costa era su peor enemigo, por eso al salir de puerto su rumbo fue siempre alejado de las rompientes.
Se dirigían probablemente a un caladero al Oeste de la de la Nave llamado por los pescadores "Jurjullo".
Allí el día anterior había obtenido buenas capturas y Ramón, casi con seguridad, acudió de nuevo a la misma zona.
No se sabe en que momento ocurrió la tragedia ni en que forma. Pudo ser la causa del mal tiempo reinante]o que fuese abordado por uno de los numerosos mercantes que transitaban en aquella época por estas aguas.
En tierra no se dio la alarma entre los familiares del Bonito hasta bien entrada la noche. Pues el día anterior ya había demorado su retorno a puerto por causa de haber alijado una gran cantidad de pescado.
Rápidamente salieron de puerto varios barcos para tratar de encontrar a los desaparecidos. Las motoras "[Puentecesures]", patroneada por Juan Crastreje Martínez; "Josefa", que patroneaba Modesto Insua Domínguez, y "Manuel"; que era mandada por José Fábregas Calo, fueron algunas de las que participaron en la búsqueda.
Hasta las 4 de la tarde del siguiente día continuaron las labores de rastreo, pero no se halló rastro de ningún superviviente.
Sólo restos de redes y de ropas fueron avistados en una zona muy amplia que abarcaba desde Villano a cabo Fisterra.
Mientras en tierra con el paso de las horas el desánimo y la intranquilidad de los familiares iban en aumento. Cada nueva hora que pasaba sin noticias de los náufragos, disminuía la posibilidad de rescatar a algún de ellos con vida.
Con el regreso a puerto de las embarcaciones que participaron en el rastreo se confirma la tragedia. Las esposas se convierten en viudas y los hijos en huérfanos. Y todo un pueblo, junto, llora por la perdida de sus convecinos.
El 26 de enero se ofició en la iglesia parroquial de Fisterra un funeral presidido por el Cardenal Arzobispo don Fernando Quiroga Palacios, al que acudieron diversas autoridades entre las cuales destacaban el Gobernador civil de la provincia don Evaristo Martín Freire. En representación del Capitán General de la zona marítima del Cantábrico, estaba el Ayudante de Marina de Corcubión, y el representante provincial de Instituto Social de la Marina.
Mucho
s de los huérfanos de los náufragos del Bonito aún viven en Fisterra y una gran mayoría de ellos se dedican o se dedicaron en su día también al trabajo en la mar.


Porque no hay que olvidar nunca los ausentes, pero la vida debe continuar...