martes, 12 de julio de 2011

Mis palabras en Isla



Un año más, y ya van cuatro. Nos hemos vuelto a reunir para recordar y homenajear a nuestros desaparecidos y fallecidos en la mar. Y digo nuestros, que aunque como muchos de vosotros sabéis yo personalmente no he padecido la falta de ningún familiar en la mar, siento todas y cada una de vuestras pérdidas, como mías.

¡Cuantos recuerdos tenemos ya en común! Jamás se podrán borrar de mi memoria muchos de los momentos que hemos compartido y nunca os podré agradecer lo bastante las muestras de cariño que nos habéis ofrecido, a mi familia y a mi, durante todo este tiempo.

Los recuerdos de aquellos primeros días que compartimos en Muros y en Finisterre, acuden a mi memoria como si vívidas imágenes fuesen.

Los reencuentros de algunos de los supervivientes a las puertas del Faro de Finisterre; Las irrefrenables lágrimas de Rosa Velasco en el acto, ya dentro del faro. Acto en el que como bien recordareis, yo no pude articular ni palabra, sobrepasado por la emoción; Los abrazos sobre las peñas del cabo; aquel reflejo del sol en la mar sobre las inhabituales plácidas aguas de aquél día, que parecían haberse calmado tan solo para mostrarnos el camino que nos unía a la memoria de los nuestros; El solitario recitar de Mari Carmen , al lado de la cruz y de las flores, de aquella poesía que esperó 44 años para leérsela a sus padres…

“ Se que el mar es inmenso todavía

Y se más cosas.

Pero el corazón se me ahoga

en el pozo del recuerdo

porque ella era mi guía

y el mi capitán…”

El ramo que me entregasteis… ya en Muros, y la pequeña botella que me dio Enrique con un ignoto mensaje en su interior y que al día siguiente, desde mi barco, arrojé sobre las aguas en el punto exacto donde reposa el pecio del “Bonifaz”. Aquella salve marinera cantada al pie de la escultura de la “Vieja del Paseo de Muros”, madre que espera impertérrita por todos los que nunca llegarán y madre también desde aquel día de todos los fallecidos en el Bonifaz.

Y al final de aquella jornada, ya de por si cargada de fuertes emociones, al llegar a mi casa y vaciar mis bolsillos, me encontré unos folios con un escrito que Javier Rotaeche me había dado, diciéndome que su intención había sido leerlos en algún momento de los distintos actos, pero que no pudo hacerlo atenazado por la emoción... Me senté al borde de mi cama y leyendo aquellas palabras, lloré. Y no eran lágrimas ni de conmiseración ni de pena. Era que sentía, que comprendía que habíamos hecho algo bueno, que habíamos dado paz a muchas almas y descanso a muchos corazones.

Y ya termino.

Aquel primer y mágico año en Muros donde tantas y tan intensas emociones vivimos y donde tantas lágrimas se derramaron, nunca habría sido posible sin la decisión, la tenacidad y la fuerza de todos vosotros, pero muy en especial de nuestra valiente y muy querida SITA. A la que todos debemos que reuniese a esta gran familia y que hoy nos hemos sentado juntos de nuevo a comer alrededor de esta mesa.

Creo que este es un buen momento para demostrarle nuestro cariño y nuestra gratitud con un fuerte aplauso.

miércoles, 6 de julio de 2011

HOMENAJE A LOS NÁUFRAGOS DEL MAR



Un año más, nuestra Asociación homenajeo a los náufragos de la mar. Este año fue en Isla, un bello pueblo marinero perteneciente al municipio de Arnuero ( Cantabria ) de donde era natural y donde descansan los restos de Luis García Lusares, fallecido en el naufragio del Bonifaz.

Después del funeral celebrado en la iglesia parroquial por todas las victimas del mar y en especial por los once vecinos que el pueblo de Isla aporta a la larga lista de victimas y desaparecidos en la mar, se realizó una ofrenda floral cargada de emotividad con el lanzamiento de flores y una corona desde un barco pesquero que hizo sonar su sirena al tiempo que el Coro Vedruna de Isla entonaba La Salve Marinera.


Un año más nos sentimos arropados y acompañados de familiares y amigos venidos de otras comunidades, ( Galicia, País Vasco....) nos acompañó como cada año nuestro entrañable Manuel que vino desde su querido Muros acompañado de Pepita y Maruxa, y en esta ocasión contamos con la inestimable presencia y colaboración del periodista Francisco García Novell, autor del libro Náufragio del Principe de Asturias.


La emoción que estuvo presente en todo momento en el homenaje la resume bien este correo que puso en contacto a nuestra Asociación con la familia de Leónides Alvarez que vinieron desde Marín para acompañarnos en los actos.
"Buenas tardes, hace unos días por casualidad leí un articulo en Internet sobre su colaboración en el homenaje a las victimas del naufragio del Bonifaz; desde niña he oído como mi padre recordaba esa tragedia angustiado por el hecho de no poder contactar con alguna de las familias de los que en ese barco perecieron y que le transmitieron a él sus últimos pensamientos; mi padre, Leónides Alvarez Morán militar entonces, fue como sanitario en el destructor de la Armada Española José Luis Diez con base en Marín a socorrer a las victimas de este terrible accidente, las escenas que vivió le marcaron profundamente pero recuerda con admiración la entereza con que aquellas personas que sabiendo cercano su fin tenían ese último recuerdo para sus seres queridos. Le rogaría a ustedes pudiesen darme información de contacto sobre familiares o amigos afín de dar tranquilidad en el ánimo de mi padre y cumplimiento al deseo de aquellas personas".

Atentamente, Marisú.

Si emotivo era el mensaje de Marisú no lo fueron menos las palabras que Leónides, profundamente emocionado nos leyó:


"Hace hoy 47 años viví una de las situaciones que sin duda más profunda huella han dejado en mi vida, conocí que incluso en la más terrible tragedia el ser humano es capaz de olvidar sus miedos y dolores, viví la generosidad de aquellas personas cuya única preocupación era el bienestar de los demás o dejar su testimonio en mi persona para enviar tranquilidad y sosiego a sus familias, fui testigo de su valentía afrontando cualquier desenlace y tuve que asistir a la tremenda dignidad con la que algunos se despidieron.

Con ese barco se perdió toda mi arrogancia y parte de mi inocencia pero me llevé el coraje de esos hombres que se entregan al mar diariamente, me llevé su dignidad y valentía y os entrego ahora su recuerdo y mi más sincero reconocimiento y afecto.

Muchas gracias a todas y a todos en mi nombre y en el de mi familia.


LEÓNIDES ALVAREZ.