sábado, 28 de marzo de 2015

VESTIGIOS BALLENEROS

Comillas fue considerada la capital de las villas marineras en la pesca de la ballena desde el siglo XVI al siglo XVIII, siendo el último puerto ballenero del Cantábrico.

 Paseando por su costa y acantilados aún hoy en día se pueden encontrar vestigios de un pasado, de lo que se cree fueron antiguas torres balleneras para otear y avistar el paso de las ballenas y desde donde el atalayero daba el aviso al resto de sus compañeros, con señales de humo, cuernos o banderas o luminarias y desde las mismas se indicaba el camino a los remeros para acercarse con las capturas a una zona de la playa, que hoy en día todavía se conoce como "Piedra de la Ballena", donde se procedía al despiece y al reparto.

Parece ser que según las costumbres de la época, el primer trozo era para el atalayero, una parte para la Iglesia y otra para el Ayuntamiento. Luego, era transportada a la Casa de la Ballena (hoy cuartel de la guardia civil) y a las cabañas, donde se procedía a su transformación en aceite o saín.

 Además de los marineros comillanos, para estas costeras se censaban en la temporada de invierno los marineros vascos, con el fin de poder participar en las capturas y comerciar con sus productos.

 En 1720 concluyó la actividad ballenera en Comillas, pero fue tal la fama de los arponeros comillanos que 60 años después, aún eran reclamados en Canarias.

 Documentación sacada de la página del Ayuntamiento de Comillas.